¿Ser o estar bipolar?
No recuerdo cuando, personalmente, dejé de considerar y decir que me han diagnosticado o sufro un trastorno bipolar y empecé a considerar que era bipolar.
No recuerdo cuando, personalmente, dejé de considerar y decir que me han diagnosticado o sufro un trastorno bipolar y empecé a considerar que era bipolar.
La vida no siempre es igual y menos para alguien como yo que sufre un Trastorno Bipolar.
Casi no recuerdo nada. Nada de nada. Solo soy capaz de visualizar el aeropuerto del Prat, llegadas, recién aterrizada de la gran manzana: Nueva York. Año 2002.
El trastorno mental no me llegó en el peor momento, ni en un momento especialmente delicado en mi vida.
Quiero contaros que siempre he sido y soy alegre y divertida, que aún tengo ilusiones, sueños y esperanzas.
Ahora, ya por fin, todo vuelve a su lugar, pero hace falta disciplina de pensamiento, hace falta tenacidad y tozudez para no decaer en tus propias falacias internas.
Aunque tenga el mismo diagnóstico desde el principio, éste ha ido evolucionando hacia una esquizofrenia residual, que significa que no hay tantos síntomas positivos.
Considero que mi brote psicótico fue complejo, supongo que como todos los brotes psicóticos o, incluso, como todos los trastornos.
Un día sientes, sin saber por qué, que la luz se apaga, que algo en tu interior ha cambiado. Y lo peor, no sabes por qué, la obsesión se apodera de ti.
Ante todo me gustaría exponeros mi historia de vida a lo largo de mi problema de salud mental: el trastorno bipolar. Me lo diagnosticaron a los 16 años, y, desde entonces ha sido una lucha constante.