Desafíos de la salud mental y el amor
En tiempos en los que el dolor era muy profundo y estaba metido de lleno en un laberinto de delirios, lo único que pudo hacerme sentir mejor y salir poco a poco de aquella maraña fue el amor.
En tiempos en los que el dolor era muy profundo y estaba metido de lleno en un laberinto de delirios, lo único que pudo hacerme sentir mejor y salir poco a poco de aquella maraña fue el amor.
Soy Mónica, tengo cuarenta y tres años, y estoy casada con otra mujer.
No. Este no es un artículo sobre el confinamiento. Hay quién lo ha vivido sin dificultades especiales y quienes lo han tenido realmente complicado para que le echaran una mano.
Me gustaría hablar de lo que yo entiendo por microtraumas y que los enmarco en la infancia y preadolescencia para entender como me sobrevino el trastorno mental.
Que importante es poder gestionar bien nuestras emociones para llevar una vida sana y feliz, en definitiva, saludable.
Si eres mujer y tienes un problema de salud mental, seguro que convives con una doble discriminación.
Me he dado cuenta de que cuando perdonamos el daño causado, en realidad, lo que estamos haciendo es liberarnos de la culpa.
Quiero contaros que siempre he sido y soy alegre y divertida, que aún tengo ilusiones, sueños y esperanzas.
Recuerdo mentir por miedo. Tenía miedo a que mi madre se enfadase por todo y por nada, por lo que empecé con respuestas que pensé que no iban a ser cuestionadas y serían aceptadas, a costa de no hablarle de forma sincera.
Tenemos que perdonar a nuestros monstruos para que la rabia y el dolor que sentimos no nos destroce por dentro y podamos seguir viviendo en lugar de seguir sobreviviendo. Pero, ¿y si decidimos no perdonar?