¿Reconocer ante la sociedad el trastorno mental o utilizar la capa de invisibilidad?
A veces me pregunto si no me estaré exponiendo en exceso ante la sociedad, en general, y en mi contexto social más cercano.
A veces me pregunto si no me estaré exponiendo en exceso ante la sociedad, en general, y en mi contexto social más cercano.
Me gusta la gente que va de cara, la gente que lucha por sus ideales, por aquello que cree justo, porqué hoy en día queda poca gente así.
En relación a los medios de comunicación, en los que hay múltiples noticias que estigmatizan a nuestro colectivo, este es un campo a explorar: el del derecho al olvido.
Las personas con un trastorno mental tenemos luchas constantes con nuestro cerebro. De estas luchas, hay una que es especialmente dura: aceptar la enfermedad.
Desgranando, uno a uno, mis sentimientos hacia la gente que me acompaña y disloca todo entramado, que está allí, que se hace notar y que se hace notoria es cuando adivino la lucha que nos une contra el estigma en salud mental.
No me meteré con el mensaje del anuncio de Campofrío ni el concepto de “amodio”, que confiemos no se popularice en el país.
No me cansaré de repetir que todos aquellos que se llenen la boca de los motes "esquizofrenia", "esquizofrénico", "paranoia" o "paranoico",para decorar sus declaraciones, dejen de hacerlo con menosprecio.
Los datos de un estudio reciente hacían bastante daño a los ojos: un 80% de las personas con un problema de salud mental en Cataluña han sufrido discriminación y estigma.
Mi experiencia con el mundo de las enfermedades emocionales no es agradable. Una forma de combatir el estigma es en forma de artículos, como quiero que sea éste.
“¡Contra la pereza un buen bastón!”, siempre me ha quedado un vacío enorme en el corazón al resonarme, cada vez que me cuesta levantarme o vestirme para salir de casa, la maldita frase dentro de mi cabeza.