Suicidio, un tema aún tabú
Hablar del suicidio todavía es algo complicado. Hablar con los seres queridos, en la universidad, en el trabajo, etc. sigue siendo en muchos casos tabú.
Hablar del suicidio todavía es algo complicado. Hablar con los seres queridos, en la universidad, en el trabajo, etc. sigue siendo en muchos casos tabú.
Los problemas de una persona con trastorno mental comienzan el primer día que somos diagnosticados con una etiqueta psiquiátrica.
Para las personas que tenemos un trastorno mental, los conceptos de estigma y autoestigma son básicos. Todos nosotros, antes o después, nos hemos encontrado en una situación en la que hemos sido discriminados.
Durante mi vida con una etiqueta diagnóstica, etiqueta desde el punto de vista del estigma asociado, me he encontrado que todo el mundo tiene la necesidad de diagnosticar.
Creo que cuando hablamos de falsos positivos tan sólo personas entendidas y los activistas en salud mental contra el estigma sabemos a qué nos referimos.
Hablar de estigma en la salud mental es hoy tan acertado y problemático que no nos deja ver la raíz del problema.
Los psiquiatras me decían que con medicación y haciendo terapia podía llevar una vida “normal” pero no lo conseguí nunca. Hasta hace unos cinco años.
A estas alturas nadie debería sostener sin enrojecer de vergüenza que los profesionales de salud mental no tienen enormes sesgos personales que obviamente influyen en su práctica profesional.
El programa Ara i Aquí que ha realizado La 1 de TVE el pasado viernes ha quedado en la memoria de quienes han tenido el disgusto de verlo como un modelo de estigmatización y vulneración de derechos.
Según lo veo yo, la lucha contra el estigma lleva más de dos mil años de desventaja. Me explicaré: La historia se remonta a la aparición de la escritura, hará unos cinco mil trescientos años, pero la historia del cristianismo empieza con Jesucristo, supuestamente el año cero de la historia moderna.