
En el tratamiento de problemas de salud mental a través de la sanidad, ya sea pública o privada, es una de las metodologías habituales el tratar la sintomatología con medicamentos. Aunque pueden ser efectivos en la desaparición de parte de los síntomas de los distintos diagnósticos, tienen varios problemas añadidos. No curan, solo aplacan. Tienen considerables y temibles efectos adversos. Al no solucionar el mal, lo cronifican. Éste es uno de los principales problemas que trato en este artículo, la dependencia y cronicidad.
Al no solucionarse con terapias o métodos más humanos los problemas surgidos, se crea una dependencia. Por otro lado, cuanto más tiempo se toma la medicación o medicaciones, más se ancla en el cuerpo y más difícil resultará su retirada, en el caso de tomar la decisión de haber dejado el diagnóstico atrás, y no ser dependiente de un tratamiento que ya no es necesario. Las medicaciones (también llamadas drogas psiquiátricas, legales), tienen un gran factor de generar dependencia, como droga que son, y cuanto más tiempo se toman, más complicado resulta dejar su consumo diario dado que la abstinencia que dan es muy fuerte. De hecho, para dejar de tomar o reducir considerablemente estas sustancias es aconsejable consultar al psiquiatra de referencia y leer las guías que podemos encontrar adecuadas como referencia, como la les guies que podem trobar adequades com a referència, com la guía para la Discontinuación del uso de drogas psiquiátricas, editada per The Icarus Project, o la Guia para la gestión colaborativa de la medicación, editada por la Universidad Rovira i Virgili y la Universitat Oberta de Catalunya.
Por otra parte, al bajar su consumo pueden aparecer rebotes que podemos confundir con el problema de salud mental, pero que no son más que efectos del propio psicofármaco que, como droga legal que es, nos reclama la dosis habitual. Normalmente es aconsejable reducir en no más del 10% muy progresivamente, por lo que los fármacos en formato líquido (importante, conservarlos en nevera una vez abiertos ya que se deterioran), y no sólo de cápsula o comprimido, pueden ser de grande ayuda.
La bajada o dejar la medicación, si el problema de salud mental ya ha pasado, es un proceso que puede durar años cuanto más tiempo se ha estado tomando, por lo que no se debe hacer con prisas ni forzar, y se debe valorar con tranquilidad los pros y contras.
Personalmente considero que si se decide ir reduciendo los fármacos (o aunque no se haga), lo más aconsejable es llevar una vida basada en la medida de lo posible en hábitos saludables, aparte de conocer al máximo las propiedades de los alimentos y bebidas que consumimos, que no son siempre tan inofensivos como parecen en su facilidad para adquirirse. Los productos relajantes (normalmente al alcance de herboristerías) también los considero muy importantes, así como los hábitos deportivos y de conciliar el sueño, entre otros. Tener un criterio bueno y cuidarse a uno mismo es muy importante. “Mente sana en cuerpo sano” es una máxima que a veces parece que hemos olvidado.
Francesc de Diego Fuertes
Nota: la Imagen que acompaña a este texto és del poemario “Dormidos en el nunca (edición ampliada)”, Terra Ignota, 2022.