Ilustración © Sergi Balfegó

A quién no le han dicho la famosa frase: “Lo importante no es ganar, sino participar“, sobre todo si eres quien no ha ganado, mientras se llena de elogios, premios y coronas al ganador. A ti, lo único que te queda es una hermosa frase vacía de significado.

Porque no nos engañamos, en nuestra sociedad lo importante y lo que nos enseñan desde pequeñas es a ganar, a trabajar y a esforzarnos por sacar el mejor resultado posible. Tú nunca eliges ni el itinerario, ni el objetivo, ni el temario. A lo sumo, si hay diferentes carreras podrás elegir en qué corres. Pero tu obligación es siempre la misma. Ser la mejor. Superarte a ti misma y a los demás, ir por delante. Quien gana, se lleva el premio gordo, para los demás quedan, con algo de suerte, pequeños premios de consolación y el orgullo de haberlo intentado. Eso sí, que no nos falte el orgullo, es vital que todos nos sintamos orgullosos de correr. Si no correr, correría el riesgo de dejar de tener sentido.

Un día te lesiones gravemente. Intuyes que no es que no podrás ganar, es que ni siquiera podrás participar. Lo intentas, incluso te dicen que, si realmente quieres, puedes. En aquellos momentos dudas, no sabes si no puedes y por eso ya ni quieres, o si no puedes porque realmente no pones suficiente voluntad. Te dicen que te animes, que luches, que eres más valiente de lo que te crees. Lo intentas, te esfuerzas, hasta que te das cuenta de que cada vez que intentas andar la lesión te duele más y te hace más daño, estás rota. Tienes que parar mientras los demás siguen. Cada vez estás más sola y más lejos de una realidad que ya no es la tuya. Gritas, te enojas, te hundes, lloras, incluso quizás te intentas suicidar y te diagnostican. Estás loca.

Ahora sí, ha terminado, sabes que para ti no habrá ni un pequeño premio de consolación, nunca más te dejarán participar. Al menos no en las carreras importantes, quizás en alguna caminata popular adaptada especialmente para los excluidos de una realidad que en el fondo estás contenta de haber dejado atrás.

Un día tienes suerte, conoces a otras personas con una situación similar. Hablas, te parece un milagro, te entienden, no te juzgan, ni te aconsejan, simplemente te escuchan, comparten y participan, en charlas, en encuentros, en Prospects, en GAMs, en estudios, en grupos de trabajo, en asociaciones… Por fin has encontrado una carrera en la que tanto gana quien corre, como quien camina, como quien se detiene. Una carrera donde realmente, lo importante es participar.

Alba Muntadas

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