Ilustración © Raquel Berenguer

Sé que puede sonar extraño hablar de degradación democrática en un Estado donde sus instituciones no han salido nunca del franquismo, pero ahora no tenemos demasiadas excusas porque lo estamos viviendo en nuestra propia casa. Hablo de la vergüenza del Pleno del Ayuntamiento negociando acuerdos para nombrar al Síndico de Greuges sin respetar el resultado de una elección.

El eufemismo que han escogido para referirse a la situación que estamos viviendo es: “Elección simbólica, con votación no vinculante”. Esto, traducido en palabras simples, quiere decir que si a dos terceras partes del Pleno (27 regidores de 41) no les gusta la voluntad popular, no respetarán el resultado de la elección y los partidos pactarán el candidato “ganador”.

David Bondia, profesor de Derecho Internacional de la Universidad de Barcelona y presidente del Instituto de Derechos Humanos de Catalunya, no vinculado a ningún partido político, es el candidato que ganó con mucha diferencia la elección popular para el Síndico de Greuges. Y no, no ganó “por prórroga y penaltis”, como titula un medio del régimen. Fue un triunfo abrumador, sumando él solo casi los mismos votos que todas las otras siete candidaturas juntas, con un 46,6% de los votos, triplicando de largo al segundo de la lista, Ramón Nicolau, que se quedó en el 14% de los votos.

Ahora, los autodenominados “constitucionalistas” (PP, Ciudadanos y PSC) presionan para poner de Síndico a Nicolau, un ex regidor del PSC, un hombre de partido. El hombre que se presentó a la elección y la perdió estrepitosamente. En cualquier caso, a los “constitucionalistas” la democracia les gusta poquito, solo cuando el resultado es afín a sus intereses. ¿O nos habíamos creído de verdad que nuestros representantes emanan de la voluntad popular?

Como ciudadanía, si nos comemos este sapo, tenemos que estar preparados para alimentarnos de batracios, porque hablamos precisamente del cargo público que tiene que velar por nuestros derechos frente a los posibles abusos de las instituciones y de la propia administración.

Y alguien me dirá: ¿y qué tiene que ver todo esto con la salud mental? ¿Qué hacéis en el Blog de ActivaMent hablando de este tema?

Pues, a mi parecer, se tiene que estar “muy justo de neurotransmisores” (ser ferviente creyente del dogma biomédico) para no haber reflexionado todavía sobre la relación que hay entre las vulneraciones de derechos y el sufrimiento psicológico, para no ver las múltiples violencias institucionales que hay detrás de los malestares y vivencias de las personas que acabamos dentro de la telaraña de los servicios de salud mental. Un ciclo, el de vulneraciones de derechos, que se retroalimenta para las personas psiquiatrizadas, a quienes la propia legislación autonómica y estatal aún nos niega el mismo reconocimiento como personas ante de la ley. Explicado simple: las múltiples violencias (por ejemplo, racismo, homofobia, sexismo, xenofobia, capacitismo, cuerdismo, etc.) y las vulneraciones de derechos generan sufrimiento y vivencias inusuales que se diagnostican como “trastorno mental”, y la psiquiatrización, a su vez, nos expone a muchas más formas de violencia y vulneraciones de derechos.

Estaría bien que el Síndico no fuera un espantapájaros de los partidos políticos si queremos tener mecanismos para parar o al menos hacer frente a todas estas violencias institucionales. Desde ActivaMent ya dimos nuestra adhesión a la candidatura de David Bondia y defenderemos el resultado de la elección popular.

Hernán María Sampietro

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