Fotografia © Elena Figoli

Fotografía © Elena Figoli

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La vida no siempre es igual y menos para alguien como yo que sufre un Trastorno Bipolar.

En los momentos de euforia aparece la Alba charlatana, alegre, divertida, desinhibida, con fuerzas para todo y para todo el mundo. En aquellos momentos es sencillo estar rodeada de gente que quiere charlar, reír, divertirse y pasarlo bien. Nunca estás sola, de hecho, en aquellos momentos no tiene ninguna importancia tener a alguien al lado, porque estás bien tanto si estás acompañada como sino.

Entonces llega, siempre llega, la otra cara de la moneda. Llega la depresión, en mi caso el abismo que demasiado a menudo me lleva a las puertas de la muerte. Estás cansada, apagada, triste y sin ganas de hacer nada ni ver a nadie, todo el mundo desaparece. Desaparecen aquellos que en realidad sólo están contigo para divertirse y también aquellos que sinceramente te quieren, pero no saben qué hacer, ni que decirte, ni cómo ayudarte y que a menudo llegan a la conclusión que al menos alejados si no te hacen bien, tampoco te hacen daño.

Nunca nos han enseñado a estar junto a alguien sin decir nada, sin dar consejos, sin ayudar ni juzgar, nunca nadie nos ha enseñado a simplemente acompañar.

Es entonces cuando tendrías que ser consciente que no estás sola, que tienes a alguien que no te abandonará nunca, que estará siempre a tu lado, alguien que te acompañará hasta el final, que te tienes a ti misma.

Pero resulta que tú también te juzgas, te dices que no sirves para nada, que eres una inútil, que no lo conseguirás… Resulta que tú misma tampoco te sabes tranquilizar, calmar o apoyar, más bien al contrario, te dices cosas terribles que no dirías nunca a ninguna otra persona del mundo.

Quizás por eso, a pesar de que no estás sola, te sientes sola, porque tú misma realmente tampoco sabes acompañar ni te sabes acompañar. Quizás, por mi propio bien y por el bien de los que me rodean, que a veces también se sienten solos, ya es hora de aprender.

Cómo me gustaría que hubiera habido una asignatura de gestión emocional en la escuela, por aquello de que: lo que aprendes de pequeño el subconsciente no lo olvida nunca, aunque el consciente a menudo no lo recuerde.

Alba Muntadas Corcoy

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