Después de mi segunda pesadilla despierta (conocida popularmente como brote psicótico), y habiendo vuelto a vivir con mi madre, estaba desesperada. En mi entorno no había quien no se tomara el tema de la salud mental como un tabú.
Busqué por internet para encontrar algún foro o web donde hubiera gente que compartiera estas experiencias. Al principio solo encontré profesionales de la salud mental, y les escribí, preguntando si conocían gente con estas experiencias y que pudiera hablarles. Ninguno me contestó. Eran profesionales que salían en internet por haber escrito un libro sobre salud mental o por dedicarse a la psicología. Tuve suerte cuando, no lo recuerdo del todo bien, escribí en el buscador algo como ‘grupo brote psicótico’, así encontré los Grupos de Ayuda Mutua (GAM) de ActivaMent. Desde el principio entré a uno de los GAM y me alivió muchísimo, estaba conociendo y compartiendo miedos, dudas y esperanza con gente que había vivido lo mismo que yo. Quise implicarme en la asociación. Poco a poco fui ganando seguridad y autoestima y me hice socia enseguida.
Hacía poco que me habían dejado de contratar en la tienda de ropa donde trabajaba a media jornada. Me contrataban a principios de mes y me despedían a finales, y así cada mes, a pesar de que durante algunos meses estaba sin contrato y sin trabajar. No tenía estabilidad económica para independizarme. La pesadilla despierta la tuve un viernes por la tarde, el fin de semana no trabajaba y el lunes fui a trabajar con mi madre. Con mi hermana hacían turnos, el médico que me atendió en urgencias les dijo que durante una semana no me dejaran sola ya que había tenido pensamientos suicidas. Después de una conversación con mi jefe, después de unas semanas, me preguntó cómo era que estaba tan delgada y hacía tan mala cara, le dije que estaba un poco deprimida, a pesar de que esto nunca los había perjudicado de ninguna forma, me despacharon definitivamente.
Además del tratamiento psiquiátrico, en el que tomaba neurolépticos, ansiolíticos y antidepresivos, con el tiempo pude superar traumas haciendo terapias. Uno de estos traumas era que yo tenía una visión del sexo que distorsionaba mis relaciones sexuales, esto era fruto de situaciones vividas en el pasado que hacían sentirme abusada cuando no lo estaba siendo en absoluto. Volví a vivir con mi pareja, propuse que fuera paciente, tenía que reconciliarme con el sexo, y me ha ayudado mucho hablarlo abiertamente, con ella y con una terapeuta, sacar fuera todo aquello que me avergonzaba me ha liberado.
Estuve un mes sin trabajo, con tiempo para empezar a asistir a las asambleas de ActivaMent, a las actividades, a las charlas y a explicar mi experiencia en salud mental en las escuelas. Al principio estaba muy asustada, los activistas de la asociación compartían abiertamente lo que les había pasado, en cambio yo tenía todavía la visión de que las personas con problemas de salud mental nos lo teníamos que esconder, yo no lo explicaba en círculos externos, pero gracias a estas exposiciones que hice ante otras personas en institutos, universidades, hospitales, centros de salud, etc., dejé de sentirlo así. Ya no me escondo, lo explico a quién necesite ayuda y a quien quiera ayudar a otros personas, y a quienes tenga curiosidad, y si sale el tema de la salud mental y me apetece hablarlo, lo hago.
La Asociación me ofreció trabajo, por un lado me pareció un golpe de suerte maravilloso, pero por el otro sentía miedo y ansiedad. Miedo de no estar a la altura, de equivocarme, de transmitir valores equivocados que despreciaran al colectivo. Pero la acepté y ha sido una buena decisión, no sólo para mi recuperación sino también por la construcción de unos valores como persona que considero que me han hecho mejor. El miedo fue desapareciendo, aprendí, logré responsabilidades, vi los buenos resultados, y también los malos, estrés laboral. Sentí mucho orgullo de mí, de nosotros, de mis compañeros, los cuales tienen mucha fuerza y me la transmiten.
Ahora ya puedo retomar viejos sueños que antes no me veía capaz de lograr, me veo con fuerza. Pero necesito tiempo material para hacerlo, así que he dejado el trabajo en ActivaMent y he pasado a ser voluntaria, sigo con las tareas que más disfruto, y sigo mi camino acompañada de esta nueva familia.
Cristina Méndez