El trabajo es sin duda uno de los grandes ejes de nuestra vida. A lo que aspiramos, con lo que nos sentimos realizados. También en el trabajo nos relacionamos y aprendemos muchas cosas sobre los demás y sobre la vida en general. Pero el trabajo también en infinidad de ocasiones genera estrés, y el estrés es el enemigo número uno para la gente con un trastorno mental.
En mi experiencia, ser enfermera me creó un alto nivel de estrés, además de que me presionaba a mí misma porque yo era muy exigente y perfeccionista. Sumado a que ser enfermera requiere una alta fortaleza emocional, ya que en nuestro día a día hemos de lidiar con emociones intensas y todo lo que eso conlleva, llegó a afectarme en mi vida profesional. Y mis inseguridades personales que ya tenía, de baja autoestima, y los efectos secundarios de la medicación que tomaba no me permitían ejercer bien las técnicas que tenía que realizar como poner una vía, hacer una analítica o realizar un sondaje.
Pero antes de llegar a este punto estuve once años realizando revisiones médicas en un centro médico, teniendo dos trabajos a la vez, haciendo de enfermera, administrativa. Estaba fija, estaba estable, mis jefes confiaban en mí y no estaba en un trabajo protegido ni tenía reconocida ninguna discapacidad, aunque sí tenía ya el trastorno y había estado muy grave. Tenía mi piso, mi pareja, amigos y vida social. Por eso creo que sí es posible llevar una vida profesional correcta, si hacemos alguna cosa útil en la que te sientes seguro, porque yo estuve once años genial y creo que es para estar orgullosa. Trabajaba siete horas al día y fui feliz.
Incluso cuando me hicieron mobbing en el trabajo y me sentía mal, estaba orgullosa porque me levantaba para ir a trabajar todos los días para dar de comer a mi familia y fui fuerte pese a las críticas de algún compañero que le decía a otro que me echarían o las críticas hacia mi trastorno o al hecho de tratar de forma despectiva a los que teníamos un cuadro psicótico. Creo que lo importante es no rendirte y por aquel entonces aprendí una gran lección también: no contar nada íntimo a compañeros porque nunca sabes en quién vas a poder confiar.
Pero saber que yo en mi trabajo hacia promoción de la salud con los buenos hábitos de la tensión arterial, que alguna vez venía algún paciente dándome las gracias por derivarle al especialista porque gracias a eso le habían puesto en tratamiento, saber eso, me hacía estar en paz.
Pero entonces me divorcié, mi salud empeoró y yo no encontraba un trabajo tranquilo. Tuve que ir de residencia en residencia, hospitales y las técnicas que hacían allí yo no podía realizarlas por mis temblores. Con la mala suerte que me tocó una doctora que me modificó toda la medicación y eso aceleró mi incapacitación.
Si yo no hubiera insistido en ser enfermera, si me hubiera buscado un trabajo más adecuado a mis limitaciones desde el principio, una ocupación apropiada quizás mi incapacitación no hubiera llegado.
Pero, de todas formas, todo ocurre por alguna razón. Ya que el hecho de no trabajar me permitió estar más tranquila, hacer lo que siempre había querido hacer: dedicarme al arte, a escribir, a cuidarme, a cuidar de mi hija y de mi madre, y teniendo una seguridad económica.
Por eso yo animo a trabajar, porque sí que se puede, siempre y cuando sea un trabajo tranquilo y en el que estés segura. Y si no se trabaja sí es muy importante mantener la mente ocupada, sentir que hacemos algo de utilidad, algo que ayudará a otros. La escritura, el voluntariado, cuidar de personas, proporcionar bienestar a nuestro alrededor es muy importante para conseguir una vida mejor.
Y ahora que tengo la incapacitación, no paro de hacer cosas y de sentirme útil. Cuido de mi madre, de mi hija, hago arteterapia, escribo poemas, voy al gimnasio, tengo vida social y me cultivo a mí misma.
Hay un dicho que dice “la vida es un día de trabajo” y creo que es cierto.
Con sus alegrías, las relaciones, resolver problemas, llegar a un consenso mediante el trabajo en equipo…
En la vida es importante trabajar en lo que sea, en el arte, la escritura, etc. En cuidarte, cuidar de tus seres queridos, cultivar tus capacidades. En definitiva, dedicarte a hacer algo para alcanzar una mayor plenitud y conseguir de forma placentera tus metas.
Blanca Aguilera