Il·lustració © Laia Arque

Ilustración © Laia Arque

Mi vida es una contradicción continúa, una batalla y lucha constante cada hora del día, una intensidad inexplicable y desbordante. La estable inestabilidad, como la llaman con mucho acierto. En un día cualquiera, estoy en el pozo más oscuro, bloqueada de la angustia, para luego pasar a pensar que la vida es maravillosa y tener una vitalidad imparable. Pero luego, puede ser por un estresor externo o no, entro en el pozo de nuevo. Ya me lo conozco de memoria, así que me disocio para continuar… Entonces tengo una esperanza increíble y estoy súper empoderada, pero en unas horas o minutos creo que jamás alcanzaré a sacar el potencial que tengo y por eso, y más cosas, vuelvo a los pensamientos suicidas (siempre recurrentes en épocas especialmente estresantes), pensamientos en bucle e imágenes intrusivas y obsesivas que me cortan la respiración literalmente… Y luego te llaman y tienes un plan o un trabajo que hacer y esa focalización hace que todo se calme, pero es un espejismo, después estás otra vez sola y vacía con una persona que no sabes quién es: tú.

Esto pasa cada día de mi vida, a excepción de los que estoy estirada 18h al día y no hay paso a ningún tipo de fortaleza o esperanza. A veces consigo estar 4 o 5 días seguidos sin una angustia incapacitante, lo que me permite medicarme lo mínimo. Esa soy yo. ¿He mencionado antes que no sabía quién era?

Pregunto desesperada si mi identidad está definida por mi trastorno límite de personalidad. Me contestan que sí, que mi intensa emocionalidad, esa que hace que mi existencia sea inasumible demasiadas veces, es lo que más me define, pero que no todo lo que me aporta el TLP es malo. ¡Hay lo bueno también! (dicho irónicamente). Mi perspicacia, intuición, sensibilidad, don de gentes, sentido del humor, etc. Es aterrador, lo bueno y lo malo es por mi trastorno. Que son las dos caras de la misma moneda. La moneda es el TLP por si no os ha quedado claro.

A eso se le suma lo que me han dicho siempre, y puedo dar fe de ello, y es que el sufrimiento en sí nunca se va a ir, que se tiene que ser realista, que el grado de intensidad sí se puede manejar pero que la esencia del sufrimiento nunca desaparecerá. Seguir viviendo sabiendo esto es de ser una súper heroína anónima, como lo somos tantas y tantas. Algunas de mis mini “yoes” me dan fuerzas y me dicen: “Continua el camino, un paso detrás de otro, podrás. ¡Lo has hecho siempre!”. Y al cabo de nada tengo ganas de morirme otra vez, y al cabo de 20 minutos tengo ganas de luchar… y así continuamente desde que he dejado el litio. He pasado de ser una zombie con sub depresión crónica y una fatiga indescriptible pero bastante estable, a ser una montaña rusa intensa de una inestabilidad que da hasta risa. Yo me parto conmigo misma. Me digo que tengo súper poderes, en el mismo momento, puedo pasar del llanto a la risa y a la inversa. Puedo tener estados emocionales opuestos entre sí en un mismo día, en un intervalo de horas o incluso en el mismo minuto. Estos súper poderes me avergüenzan a la vez que me fascinan. Me pregunto incrédula cómo puede ser que maneje mucho mejor mis emociones ahora que antes, cuando iba tan drogada y estaba más “estable”, es increíble. Admiro mi fuerza, sobre todo, cuando la veo desde fuera, cuando escribo y me leo y repaso mi historial con 3 intentos y veo que continúo aquí. Luego, lo de siempre, siento que soy un ser despreciable y patético, esto que me lo dice una mini “yo” que apodo como Nazi y que no acepta sus limitaciones y las desprecia, no cree que sea digna de amor y ayuda, es extremadamente cruel.

Supongo que el apoyo y amor de familia y amigues más tener el diagnóstico acertado después de 12 años, con terapias grupales e individuales que por fin me enseñan a comprender lo que me pasa y como manejarlo, hacen posible que me levante una y otra vez.

Necesito inyectarme una bebida energética en vena para sobrellevar esta maratón de fluctuación y lucha constante. ¡¡NO!! Que entonces me coge una taquicardia e hiperactividad que podría acabar en bajón absoluto con bloqueo mental y físico. QUIERO VACACIONES DE MÍ, ESTOY AGOTADA.

Estefania Trenchs

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