
Estrenamos año, el 2019… miraba de recopilar en pocas líneas, qué es para mí el GAM, qué me aporta y qué puedo aportar yo al Grupo de Ayuda Mutua.
Más allá de la tranquilidad que da saber que las reglas básicas son fáciles de interiorizar, quería describir qué es esto de compartir voluntariamente en grupo las vivencias cotidianas a las que nos enfrentamos las personas con un diagnóstico de Salud Mental.
Como la confidencialidad es el eje básico de la dinámica grupal y define la existencia del propio grupo, no puedo aquí explicar las situaciones diversas que se producen cada martes en el GAM de Vic. Sólo os diré que empezamos a encontrarnos como GAM en septiembre del 2016 en el Centre Cívic Can Pau Raba y desde entonces una vez por semana compartimos experiencias y aprendemos a entendernos mejor: esto hace grupo y fomenta el apoyo mutuo.
Os puedo explicar que, para mí, supone una gran serenidad compartir angustias y también ilusiones vitales en compañía de quien sabes que también compartirán contigo vivencias y proyectos vitales. Tras sentirte escuchado sientes alivio y objetivas mucho más. Cabe decir que, tras escuchar vivencias de las compañeras, acabas por poner las tuyas en su justa medida. ¿Por qué? Relativizas más y dejan de angustiarte algunas de tus experiencias. Encuentras palabras para transmitir ánimo y apoyo a las compañeras y descubres que eres una persona más positiva de lo que en tu entorno más inmediato te dicen. Tú, que en el pasado sentiste que te decían: “eres destructiva”. De eso hace mucho tiempo, cuando la depresión te ahogaba y te hacía vivir en el infierno. Ahora lo recuerdas y ya no te duele. Ahora te sientes renacida.
Los beneficios del apoyo mutuo los notas siempre que puedes escuchar, hablar, expresar y alegrarte con los triunfos de los demás que también consideras que son un poco tuyos, pues estás ahí, presente de forma activa y apoyando.
Estás contenta a pesar de que el grupo no se estabiliza más en número de gente: sube y baja. Aceptas que estos altibajos de gente forman parte de la vida, es inevitable cuando estás entre personas humanas. No somos una fábrica que produce palés o longanizas. Las personas tenemos circunstancias variadas y eso hay que aceptarlo e incluso, quererlo.
Enfocando así las cosas, me siento tranquila, fluyo y me siento un poco más feliz. Sobre todo, ya no me duelen los recuerdos, y puedo seguir fortalecida hacia delante.
¿Y yo qué puedo aportar además de mi escucha? Pues he estado reflexionando y si tuviera que resumirlo, en una palabra: entusiasmo, sencillamente eso. Entusiasmo, que para mí es como un trozo bien grande de mi alma.
Rosa Rubio