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¿Qué significa este día y todos sus gritos ya no silenciados?

Vi en los ojos de la gente y escuché los gritos de la locura que ya no es un desorden, porque somos quienes alzamos el chillido del orden y del querer los derechos igual que cualquiera, que cualquier ser y alma que navega por esta tierra.

En la plaza de cuyo nombre estaba en la placa grabado, el de un poeta, se me ocurrió que ese día ardía la vida. Porque abrazando a mis compañeros activistas me di cuenta que no existiría lo maravilloso de la filosofía, que en ese día estaba presente en unos locos que se hacían oír con la rabia de los que les quitan su derecho de vivir sin ataduras, sin que les impongan el complejo de pensar que lo hacen mal, y que son un peligro para la sociedad.

En ese día plantamos en la tierra de Barcelona una flor dónde rabia, rechazo y olvido son devastados por el perfume del aprecio. El aroma de gritos que salen de pétalos de brillos de diversidad y de inclusión social, por todo lo que está por llegar. Del cambio a que todos podamos de verdad hacer el camino sin que se nos haga parar, calmar lo vivido y lo sufrido. Que fluye como un huracán desde ahí, desde nosotros mismos, desde lo que se intenta aplacar. Ese evolucionar de la vida que se abre paso por decir mucho más de lo que la mayoría puede expresar.

Desde que el año pasado comenzará este día para aliviarnos, para decir tan alto que nos oyeran todos los que desde ahí, desde sus despachos, ordenan contener mecánicamente la furia desmedida del caminar por esta senda. A veces tan dura y sufrida que quema, que quema dentro en las entrañas. Desde aquel día, hace un año, que comenzó a celebrarse el Día del Orgullo Loco, ha sido un año este que ha pasado. Desde aquel momento que yo lo di todo. Ha habido compañeros en este tiempo que han atravesado tormentas dónde se han golpeado con la verdad cruenta y despiadada, de que queda tanto por hacer, que queda tanto por cambiar todo lo que está mal hecho, todo lo que se nos tiene que entregar por derecho.

Y en este día que dejé mi voz a la deriva en el mar de la esperanza, para que algún día llegue al puerto del entendimiento. De esas instituciones, gobiernos y médicos que recetan fármacos para curar el desconsuelo, con ungüentos sin sentido. Que a veces son útiles en pequeña medida, pero que suministran por intereses ocultos en desmedida. Y hacen daño y aplacan la emoción y el verdadero sentimiento de vivir la vida.

En el pasado Día del Orgullo Loco, donde proclamamos que el orgullo locura, donde no hay que avergonzarse por tener la sensibilidad alterada. Donde yo reí y grité desde el alma como nunca lo había hecho. Con la rabia de ser mucho más que eso, mucho más que un loco.

Porque tengo nombre y apellidos, porque vivo y sangro como cualquier otro.

Desde el corazón noble y furioso de los que nos damos cuenta… De los que hemos caminado a veces en senderos enturbiados, por esa locura desdicha del entendimiento de la vida y la falta de ternura.

En ese Día del Orgullo Locura, en ese día fui más que un ave volando por el cielo de la diversidad hecha realidad, y de un mundo que miro con esperanza. Donde la diversidad se abra paso y acabe con el desconsuelo y la desesperanza. En esa jornada de reflexión y de hacer pensar a los que nos miraban en la manifestación. En ese día dejamos las huellas al bailar con la locura y sacarla de paseo. Sin temer que nos mirarán, que nos señalarán con el dedo.

Pues hasta aquí lo que sentí y lo que quería deciros compañeros. Hasta el año que viene en otra jornada de reflexión y gritos por los derechos que queremos. Hasta el año que viene amigos activistas y luchadores en este sendero. Que a veces quema y a veces se siente frío como el hielo.

Un abrazo para todos desde el noble respeto de uno más que lucha por lo que merecemos. Hasta 2020 en el Día del Orgullo Loco, que estaremos en primera fila dándolo todo. Será el momento de volver a sangrar la rabia en gritos, para que se cambie lo que no nos merecemos. Hasta entonces guerreros de lo diverso y la verdad de lo hermoso y bello.

Se despide un orgulloso, un loco más.

Miguel Ángel Pérez Salcedo

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