
El primer episodio depresivo lo tuve a los 19 años, había dejado los estudios, en el trabajo estaba mal, también había empezado a probar algunas drogas, sobretodo el alcohol y los porros, todo esto ligado a una baja autoestima e inseguridad. Además, me costaba expresar mis sentimientos, una vez una chica me dijo que me había puesto como un muro, y lo cierto es que era verdad, en realidad era lo contrario de lo que mostraba, si por fuera parecía un “chico duro”, era y soy bastante sensible, romántico e idealista, a veces ¿quizás demasiado? Por la sociedad donde vivimos, donde está mal visto que los hombres lloren por ejemplo viendo según qué películas, seguramente que sí. Tampoco ser sentimental significa necesariamente ser débil, para algunas cosas me considero valiente a la hora de hacer frente a mi trastorno o adversidades de la vida. El caso es que ya llevaba un año que estaba bastante desanimado, pero no le di más importancia hasta que estalló y la depresión me terminó dominando.
Los primeros años me costó aceptarlo y había dejado la medicación varias veces, con posteriores recaídas. Volví a estudiar, pasando de ser un estudiante que pasaba de todo (o más bien lo hacía ver) y bastante gamberro a sacarme el bachillerato con buenas notas y posteriormente la carrera de historia. Sin embargo, las recaídas continuaban y alguna vez faltaba a clase durante una semana o dos. Mientras me sacaba la carrera, trabajaba. Hasta hace poco, aparte de la familia, nadie de mi entorno sabía que tengo depresiones, hay mucha gente que se piensa que toda la gente que tiene depresiones no puede salir de casa, nunca hace bromas, siempre está triste, etc. La depresión se puede enmascarar y no necesariamente tiene que ver con un «carácter depresivo». De trabajo, prácticamente he trabajado siempre (tal vez después de este escrito me cuesta más encontrar, pero pienso que es mejor no esconderse). Otro hecho que no me ha ayudado a estabilizarme es que desde los 22 años vivo en pisos compartidos, con muchos cambios de pisos, y algunos compañeros que no me han ayudado. Digamos que he sido bastante “bestia”, y esto tiene una parte positiva, que es que me he buscado la vida y he salido adelante por mí mismo a pesar de mi trastorno; y una negativa, que es el hacer como si no tuviera este trastorno y no adoptar algunos hábitos que podrían reducir las recaídas. Hay quien piensa que la depresión es cosa de débiles, y no tiene nada que ver con ser débil o fuerte. Afecta a hombres y mujeres que las han pasado canutas en la vida, algunos de ellos han salido adelante en situaciones complicadísimas, pero que en un momento determinado los invade esta tristeza y falta de energía. Claro que eventos trágicos pueden generar una depresión, pero puede afectar a gente de toda condición social y experiencias vitales diferentes.
He tenido muchas recaídas, el máximo de tiempo que he estado estable desde que tuve el primer episodio han sido dos años. Las recaídas me duran normalmente unos dos meses, pero pueden alargarse o disminuir, depende de la situación en la que me encuentre en ese momento. La medicación no me ha detenido los episodios depresivos, también el problema es que hasta hace poco no he empezado a hacer terapia. Las cosas que me ayudan a estar estable son sobre todo dos: la vida social y el deporte.
En mi caso parece ser que hay un factor genético importante, mi padre se suicidó cuando yo era pequeño (aunque él no pidió ayuda, ni fue al psicólogo o al psiquiatra), dos familiares más sufren esquizofrenia y depresión, todos por parte de padre. El factor genético influye en según qué personas, pero eso no quiere decir que tengas que tener un trastorno mental necesariamente, sino que serás más propenso a tener uno si padeces alguna vivencia dramática o tomas drogas. Este historial familiar juega en mi contra, pero a mi favor juega que siempre he salido adelante y nunca me he intentado hacer daño. Pero claro, pensando en mi padre y con el miedo que yo pueda hacer lo mismo, algunas veces que he estado mal. Sin embargo, tampoco es un tema que me obsesione, ni me traumatizó cuando lo supe a los 12 años. Mi depresión no viene por eso, sino por estos factores genéticos, mi inseguridad, falta de estabilidad en mi vida, el hecho de a veces tener demasiado tiempo libre y estar solo, cosa que a la gente propensa a tener depresiones en momentos determinados puede provocar pensamientos negativos, o el consumo de alcohol (aunque en mi caso haya sido puntual) me afecta en los momentos que estoy más bajo de ánimos.
Si estáis pasando por una depresión, sobre todo no os aisléis ni permanezcáis solos, porque se pasa muy mal. Siempre es mejor pedir ayuda y tampoco os escondáis de lo que estáis pasando: el cerebro es un órgano físico y también puede enfermar o tener más tendencia a enfermar en algunas personas, todo el mundo debería poder decir que sufre un trastorno mental sin tener miedo a ser rechazado por los amigos o despedido del trabajo. Tratar los trastornos mentales con normalidad en nuestro entorno nos ayudaría mucho.
Arnau Bengoa