
Desgranando, uno a uno, mis sentimientos hacia la gente que me acompaña y disloca todo entramado, que está allí, que se hace notar y que se hace notoria es cuando adivino la lucha que nos une contra el estigma en salud mental. Es aquel estigma que es invisible, pero que se dilucida, diáfano, y que es lo bastante patente en las caras de la gente que desayuna en el bar de mi pueblo en los días que cruzo, desapercibido, sus calles.
Es aquel sentirse extraño en tu casa o desplazado en un almuerzo de familia cuando percibo que la gente me importa y que he de hacer caso omiso a mi esquizofrenia, o al sensible dialogo que establezco con mis voces insidiosas y parlamentarias. Es cuando estoy solo que fluyo con libertad y me abandono a mi suerte por caer preso de una creatividad querida y anhelada, que focalizo en comunicarme mediante el correo electrónico, la red social o el Whatsapp, pero siendo presente. Es entonces que siento que todo aquello que cuelgo en internet tiene algún tipo de sentido, cuando mi asociación promueve la alfabetización digital como manera de comunicarnos y de relacionarnos, convirtiéndose, así, en motores del cambio social hacia las personas con trastorno. ¿Si formo parte de un todo, me querrán en internet como activista? ¿Si existo tengo derecho a manifestarme y expresar mis opiniones en público? ¿Si tengo un sufrimiento psicológico, puedo hablar de la isla donde vivo? ¿Puedo hablar de la soledad, entendida como opción o como un síntoma más? ¿Podría aventurarme a dialogar con voces inexistentes o alucinaciones auditivas? ¿Sería de recibo entrar en mi casa cuando llevo días encerrado y sin ducharme?
Mis recuerdos traicionan aquella persona que yo fui y de quien queda poco más que una caricatura esperando la pensión a fin de mes. Alguien que espera y desespera cuando la única alternativa restante es decir que es activo en internet. “Activista por la salud mental” me llamo, ¡Y me enorgullezco exultante de alegría! Hay quien busca setas, hace crucigramas o juega al ajedrez… ¿Y si damos la cara en los medios de comunicación? Y decimos: ¡Yo vivo la realidad del trastorno! ¿Por qué esconder a la gente que analizo noticias de los medios de comunicación para alertar de contenidos discriminatorios en salud mental y educar a los periodistas? ¿Por qué evadirse de haber sido una víctima de abuso sexual infantil una vez?
Este activismo se trata de plantarse delante de la sociedad y decirles unas cuantas verdades: Que si las personas con trastorno mental no somos más violentas que el resto, que si las personas con trastorno mental no somos más caóticas o desorganizadas por esto… Los interrogantes afloran en el imaginario de quien se pregunta: ¿Por qué hay quien se suicida? Cuando detrás de un noventa por ciento de suicidios hay un más que probable trastorno mental. Mucha gente ignora los conflictos internos de quien tiene ansiedad, angustia, estrés o irritabilidad. Somos muchos los que ignoramos el trance de una persona ciega en atravesar una ciudad a pie; o tener que hacer la compra para alguien que sin oír, ni hablar, como los sordomudos, lo tiene que hacer ¿Pero qué hay del autismo? Y lo qué comporta…
Hay quien de la poesía hace un arte noble y conspicuo, otros hacen de ella su modus vivendi ¡Suerte tenemos que la poesía tiene un deje que nunca deja indiferente a nadie! Hay quien la ama, como hay quien opta por obviarla, pero, en cualquier caso, poesía es amor. Y, cuando escribes un poema, sin pretenderlo, amas a la gente y le dices en palabras, y loas a la persona que lo motiva, a la acción que lo lleva a término o a la cosa. Y pretendes hacer ver que te has distraído escribiendo y has querido homenajear el voluntariado.
Mientras haya voluntad, esperanza o fe… el mundo está salvado. Dado que el sufrimiento tiene refugio en los corazones de mucha gente que tiene la experiencia del trastorno y asiente de aquel que se hace escurridizo, cuando se despide de ti hasta la próxima. Hay voluntariado porqué hay voluntarios, hay grupos porqué hay miembros, hay actividad porqué hay activistas, hay asociaciones porqué hay socios. Voluntario, miembro, activista o socio… sois mi razón de ser.
Dani Ferrer