
Mi historial psiquiátrico cuenta con más de 35 años. Paradójicamente, y en contra de lo que los textos y experiencias que se contaban entonces (en el momento del diagnóstico), el pronóstico, afortunadamente, no se ha cumplido, sino que ha ido evolucionando lentamente a mejor.
He de decir que a lo largo de todo éste periodo he estado múltiples veces ingresada, la mayoría de veces por abandono de la medicación.
En la última década he leído una y otra vez en mis informes médicos la referencia: “falta de conciencia de enfermedad”, que pienso se nos atribuye a los usuarios críticos con el sistema de medicación. La verdad es que me indigna dicha advertencia porque mi esquizofrenia de ahora, que hago vida activa normal, se debe también a mis recaídas.
Claro que quisiera que los principios en los que se basan los psiquiatras a la hora de medicar cambiaran porque no entiendo que, por miedo a recaer, nos mantengan medicados de por vida, con lo que supone sufrir los efectos secundarios que éste tipo de química comporta.
Quisiera que solo me medicaran en los períodos que más o menos me descompenso y que no tenga que ser necesariamente ligado a un ingreso hospitalario.
También quiero pensar que existe la curación: la curación total. Que el diagnóstico en nuestro historial médico general pase a ser un “padeció” o “tuvo”, que nos haya servido para aprender a hacer grata nuestra vida diaria y que podamos gozar de un buen estado de salud integral siempre que nos cuidemos.
Por último, vaya mi queja por éste sector, a las farmacéuticas y ciertos médicos que las secundan.
Imma Salines