Il·lustració © Mireia Azorin

Ilustración © Mireia Azorin

“Las definiciones de enfermedad y de demencia, y la clasificación de las demencias, fueron realizadas de modo tal de excluir de nuestra sociedad a ciertas personas. Si nuestra sociedad se calificara a sí misma de demente, se excluiría a sí misma”. Michel Foucault y Noam Chomsky — La naturaleza humana: justicia versus poder. Un debate’ (1974)

Mi experiencia con el mundo de las enfermedades emocionales no es agradable. Una forma de combatir el estigma es en forma de artículos, como quiero que sea éste.

Hay que decir, que ojalá pudiésemos hablar de estigma, ahora mismo creo que estamos en una fase social más de autoestigma, no nos engañemos, los primeros que buscamos perdón somos los que no hemos dado la talla en cierto momento vital.

¿Por qué tener desordenados los pensamientos o ser inestable emocionalmente se considera una negligencia humana? Se considera motivo para no dar trabajo y que es ir contra natura. Por lo tanto, cuando necesitamos establecer una relación humana, encontrar trabajo o intentar recuperarnos, no solo nos encontramos con la oposición, la desconfianza y el aislamiento, sino que nos encontramos dentro de un gueto controlado por los psicofármacos, sin ninguna opción viable.

La ironía reside en el hecho que los que buscamos solución a la misma condición imperfecta nos marginan dentro de un mundo lleno de personas imperfectas e inestables. El tratamiento de la medicación, también, acaba siendo un estigma, pero en este caso no hay vuelta atrás, es un mundo del cual difícilmente se sale.

Es una solución que altera la parte neuronal, que debería evolucionar aprendiendo con el dolor, pero la para y la deja en standby. Esto no es solucionar nada, esto se llama esconder el problema y perjudicar el crecimiento de la persona y de la sociedad en la que vive.

Entiendo que presento argumentos discutibles. Sólo me baso en el sentido común y en mi propia experiencia. No tengo un título de psiquiatra, y esto no exime del hecho de la grave injusticia y la dependencia que se ha generado y se está extendiendo, a nivel mundial, en un mundo global y súperpoblado donde se necesitan cada vez más controles sociales.

Como sólo puedo mejorar mi vida he decidido romper esta dinámica vital y encontrar soluciones transversales, no exclusivamente farmacológicas, y, lo estoy consiguiendo, poco a poco y con mucho esfuerzo.

Podría decir verdades muy graves de la psicología y la psiquiatría, que es lo mejor que tenemos ahora mismo, no es necesario hacer ninguna guerra.

Espero haberte sorprendido y no enfadado, lector, en cualquier caso admitamos que si a tu hijo lo diagnostican con problemas de salud mental y tú eres psiquiatra, estoy seguro que harás lo posible para no medicarlo.

Enric Torras

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