Il·lustració © Francesc de Diego

Ilustración © Francesc de Diego

Hoy siento la necesidad de hablar de la contención mecánica que sufrí en el hospital psiquiátrico de Torribera. Recuerdo que fue por no querer tomarme una pastilla que me dejaba inconsciente en el sillón, sin fuerzas ni para andar un paso.

Vinieron dos enfermeras para que me tomase la medicación y no quise. Me apartaba hacia atrás diciéndoles lo que me pasaba con esa pastilla, no me oían, a toda costa querían que me la tomase por prescripción de la psiquiatra. Al ver que no me la tomaba, llamaron a más enfermeros, unos 5 o 6 alrededor me cogieron, yo les decía que no les iba a hacer nada De repente, entre todos me cogieron, me llevaron a la fuerza a una habitación, me inyectaron brutalmente una aguja y me ataron.

No comprendía nada, yo no era un peligro, no era agresiva, se lo decía y no me hicieron caso. Pasé más de 48 horas atada con grilletes en pies y manos, quería desatarme, pero no lo conseguía.

De mi delirio me puse peor, empecé a escuchar los coches que aparcaban en el parking del psiquiátrico, creía que eran mis amigos y mis familiares que venían a verme y se tenían que marchar porque no podía. Tenía sed, y les llamaba para que me dieran agua. Venían a dármela cuando querían. También tenía ganas de hacer mis necesidades y les llamaba, me traían una cuña y mirándome querían que las hiciera. No tenía más remedio que hacérmelas encima o que me vieran.

Toda mi dignidad por los suelos. No había cometido ningún delito, solamente quería estar despierta en mi ingreso. Fue todo un fin de semana, donde no pude ver a mi hijo y exmarido hasta que llegó el domingo por la tarde y ya me sacaron de esa habitación que para mí significó una tortura, un castigo irracional.

Tuve años después otro ingreso y yo estaba pendiente de un chico que también pusieron en contención varios días. Iba a hablar con las enfermeras para que lo sacaran ya. Otras personas ingresadas como yo me decían: “Como no te calles te atarán a ti”. Terrible.

No creo que la contención mecánica sirva para mejorar, lucharé siempre contra ella, dentro de mis posibilidades, ahora que estoy bien y dentro de los movimientos sociales. Un afectuoso abrazo.

Maribel Catalán

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