Fotografia © Elena Figoli
Hola, me llamo Francesc y soy miembro de ActivaMent. Hace dos años sufrí un brote psicótico. Este fue el segundo que pasé en mi vida. En el primero, la recuperación fue rápida. Por el contrario, del segundo la recuperación está siendo lenta, pero lo estoy consiguiendo.
Escribo este artículo porque hay poca información sobre la recuperación en salud mental y a mí me ha funcionado este sistema. Puede que a más de una persona le funcione. Claro que seguir las estrategias que comento a continuación no sería posible sin las pautas que nos indica nuestro psiquiatra. Doy por hecho que, en casos como el mío o similares (sufro trastorno esquizoafectivo), sin medicación no conseguiríamos nada. Al contrario, empeoraríamos. Pero hay estrategias que nos pueden ayudar.
Lo más importante es hacerse una rutina: tratar de acostarse y despertarse siempre a las mismas horas, por ejemplo. Segundo, alimentarse bien, con una dieta equilibrada. Tercero, hacer deporte. Yo empecé acudiendo a un gimnasio una o dos veces por semana al principio de mi proceso de recuperación, después del brote. Iba poco porque me costaba mucho ir, por la medicación y el estado de ánimo bajo, pero lo complementaba dando paseos largos. Ahora voy cuatro días por semana y hago una clase de spinning. A mi ritmo, pero la acabo. Cuando haces ejercicio liberas endorfinas y eso nos ayuda a recuperarnos.
En cuarto lugar, hay que trabajar las relaciones sociales. Para ello es bueno tratar de quedar con amigos o acudir a un Grupo de Ayuda Mutua para hablar de las cosas que te preocupan y, así, no quedártelas dentro. Las preocupaciones no son buenas para nadie, y no expresarlas nos hace más vulnerables. Por el contrario, si las compartimos con más gente, es más fácil verlas desde diferentes puntos de vista y superarlas. Además, está la parte emocional: desahogarse es bueno .
Quinto, hay que tratar de leer o simplemente mirar una película. Es importante trabajar la mente para recuperar la concentración y el razonamiento. Lo aconsejable es no marcarse metas grandes, sino pequeñas pero que se puedan cumplir.
Y por último, la parte afectiva. Hay que dejarse querer: por la familia, la pareja o los amigos. Con simples gestos, como abrazos, besos o dar la mano. Todo tipo de cariño hace bien. Esta estrategia es importante porque, tras un brote, las personas tendemos a sentir menos. Por eso considero que es bueno estimular esa parte para mejorar la afectividad, la sociabilidad y hacernos más cercanos y receptivos.
A mí todo esto me ha ayudado. Vivo con un trastorno esquizoafectivo y, aunque tengo mis días altos y mis días bajos, estas estrategias me han servido para estar más estable y para tener una vida más plena y gratificante. Espero que también os ayuden a vosotros.
Francesc Cambronero