Matthew Tree

“Si tan sólo una persona que sufre un trastorno sin saberlo, fuese a buscar tratamiento después de haber leído esta entrevista, habrá valido la pena”

     Matthew Tree: Escritor y Periodista, ganador de múltiples premios por su obra.

     Nací en Londres hace más de cinco décadas y vine a vivir a Cataluña hace tres. Empecé a escribir por mi cuenta -es decir, fuera de los horarios escolares- hacia los catorce años, por la misma razón que tantos otros escritores: porque había cosas que quería contar que no podía explicar bien si no era a través de la palabra escrita.

     Me costó encontrar mi voz escrita en inglés; tanto, que la terminé encontrando primero en catalán, mi segundo idioma, aprendido a los diecinueve años (No volví a escribir seriamente en inglés hasta después de unos doce años).

     Si he hecho una entrevista con la gente (muy amable) de ActivaMent, no es porque tuve un trastorno obsesivo a lo largo de la adolescencia, que estuvo a punto de convertirse en crónico. Es porque no sabía que tenía un trastorno obsesivo mientras lo sufría, porque los miedos obsesivos que tenía me parecían a la vez tan reales y tan absurdos, que estaba convencido de que nadie más podía tener unos miedos similares. Durante seis años escondí estos miedos de la familia y los amigos y los aguanté como buenamente podía, a menudo a través de la ingesta de alcohol. En pocas palabras, debido a mi ignorancia sobre la naturaleza del propio trastorno, pasé seis años muy difíciles. Si hubiera sabido que mi trastorno existía como tal, que era tratable, que los psiquiatras y psicólogos sabían exactamente qué era y que el 2% de la población lo padecía en algún momento de sus vidas, me habría ahorrado todo un pequeño infierno adolescente. Por eso lo cuento a los de ActivaMent y a cualquier otra organización que luche por acabar con la estigmatización de los trastornos mentales: no porque me guste hablar, sino porque si tan sólo una de esas personas que sufren trastornos similares sin saber qué tienen, fuese a buscar tratamiento después de haber leído esta entrevista, habrá valido la pena.

Eres un escritor famoso, reconocido en Cataluña, ¿cómo es que te animas a explicar que has pasado un Trastorno Obsesivo?

     Porque lo he hecho a partir del primer tratamiento. Ahora lo cuento a los medios, si me preguntan, claro. Pero no me he escondido desde que salí del primer tratamiento. ¿La razón? Porque empecé a sufrir todo esto con catorce años y me daba tanta vergüenza tener estos miedos irracionales que, a lo largo de seis años, no quise explicárselo a nadie. Gran error. Seis años sufriendo porque pensaba que era la única persona del mundo que tenía este tipo de miedos irracionales. Sentía vergüenza y miedo a que se supiera. Y la crisis nerviosa, el diagnóstico y el tratamiento posterior me cambiaron la vida para mejor. Por lo tanto, después de seis años de vergüenza, ya no sentía ninguna. Desde entonces, no me avergüenzo de haber pasado por esta experiencia.

¿Has vivido discriminación por motivos de salud mental?

     Discriminación laboral, sí. En Inglaterra entonces existía -y quizá aún existe, no lo sé- algo que se llama el Registro Profesional; que quiere decir que si no tienes trabajo, las Oficinas de Empleo, si tienes suficiente cualificación, te ponen en una lista para conseguir trabajo más profesional. Pero como había pasado tratamiento psiquiátrico, me sacaron del registro profesional. Automáticamente, además. Curiosamente, la misma chica de la Oficina de Empleo que me atendía no lo entendía, no sabía cómo había pasado. El sistema te sacaba fuera de manera automática.

     Habiendo dicho esto, lo peor al comienzo de buscar trabajo es la discriminación que haces contra ti mismo. En mi caso, en los primeros trabajos sentía miedo a que la gente me identificase como ex paciente psiquiátrico. Pensaba que me delataría yo mismo. Y sentía tanto miedo que el primer día del primer trabajo ni siquiera pude entrar en el edificio, del miedo que tenía. Una vez superado este primer día, descubrí que la mitad, aproximadamente, de mis compañeros de trabajo seguramente necesitaban tanta o más ayuda psiquiátrica que yo, pero no lo sabían.

Después de explicar públicamente que vives un TOC, ¿te han vuelto a discriminar?

     La verdad, estoy intentando pensarlo, y no recuerdo ningún caso. Diría que no. Quizás porque, digamos, es difícil que me discriminen, en el sentido de que soy autónomo, hago textos y libros, tengo la suerte de hablar sobre lo que me da la gana, más o menos; por lo tanto, costaría discriminarme.

     Una pequeña anécdota, es que después de haber entregado un artículo en inglés sobre la asociación Obertament, hablando en 1ª persona sobre el trastorno mental, vi mi Facebook y había 15 “amigos” que se habían dado de baja, de golpe, que ya no les gustaba la página… Pero puede ser casualidad, no lo sé. Como mínimo, me llamó la atención.

¿Por qué eres activista de Obertament?

     No soy activista de nada. Es decir, no pertenezco ni soy afiliado a ninguna organización, excepto la Associació d’Escriptors en Llengua Catalana. Pero los de Obertament me preguntaron sobre apoyarlos en esta nueva campaña, y como ya había hablado públicamente del tema dos veces -una, en mi libro: “Memòries!” (2004); y también en el Llibre de la Marató (2008): “Ocho Relatos contra las enfermedades mentales”-, para mí era normal explicarlo, por decirlo así. No me he planteado nunca decir que no. Por la sencilla razón de que si yo hubiera visto a alguien contando un TOC cuando yo empezaba a tener uno, con 14 años de edad, me hubiera ahorrado 6 años de un pequeño infierno adolescente.

¿Cómo lo lleva tu familia?

     Ahora tengo mi compañera y mis hijos, que son demasiado pequeños todavía para entender todo esto. Pero a mis padres, cuando estaban vivos, les afectó mucho cuando pedí ayuda psiquiátrica por primera vez. Pero después sucedió algo interesante. Cuando yo ya había salido del tratamiento, básicamente estaban contentos por el hecho de que yo estuviera bien. Es decir, ya no cuestionaban cómo vivía o donde vivía, siempre que estuviera bien. Una vez reconocido qué era lo que me pasaba, me dieron un margen de libertad mucho mayor que antes.

¿Qué ha sido clave en tu recuperación?

     Hay un momento clave, que no marca el final del trastorno, pero sí que es un punto de inflexión muy grande. El tratamiento psiquiátrico que recibí incluía psicoterapia en grupo, de la seguridad social londinense. Hay que decir que teníamos varios terapeutas, formados en diferentes profesiones: psiquiatría, psicología y enfermería. Había de todo. Todos eran bastante buenos, pero había una terapeuta que me habló de una manera que me pareció más clara que los demás. Ella me explicó que todo eso que tenía era algo que mi mente inventaba hacer para no hacer frente a la realidad. Claro, le dices eso a una persona que tiene un Trastorno Obsesivo o una depresión fuerte y parece mentira, porque el sufrimiento es enorme, es tremendo. Pero me hizo entender que mi problema era no saber encararme incluso con problemas muy sencillos de la vida. La mente inventa cortinas de humo para que no nos enfrentamos con la realidad.

     Una vez entendido esto, diría que los que hemos pasado por estas experiencias encaramos la vida de una manera más directa y más realista que mucha gente “no- trastornada”, por decirlo así entre comillas, que no han pasado por estas experiencias. Mi percepción personal es esta.

¿Qué le dirías a una persona que acaba de ser diagnosticada?

     Que no se autodiscrimine a sí misma. Porque suele ser esta la primera reacción. Que no está loco o loca. Que asuma que tiene algo que puede ser tratado y que busque tratamiento, lo antes posible. Incluso, añadiría que, como el tratamiento psiquiátrico puede ser algo muy personal, si no encuentra un profesional del sector con quien esté personalmente a gusto, que busque otro. Esto es importante en la medicina, en general, pero más en la psiquiatría.

¿Qué haces para luchar contra la discriminación por motivos de salud mental?

     Lo que hago es más bien a nivel personal. Cuando he encontrado amigos que están pasando por un mal momento, porque todo el mundo puede tener un problema de salud mental, cuento mi experiencia, sin dramatizar, como si fuera la cosa más normal del mundo, porque lo es, y noto que aquella persona no se siente tan extraña con ella misma. A partir de ahí, me pregunta por cosas que pueden hacer y les recomiendo, según el caso, psicólogos, posibles estrategias, etc. Básicamente, les recomiendo que busquen tratamiento con gente de confianza.

     De vez en cuando, 3 o 4 veces al año, recibo e- mails de personas que no conozco de nada, a menudo son padres o madres de una persona afectada, preocupados por sus hijos, e intento orientarlos un poco.

¿Hay algo más que te gustaría añadir y decirle a quien te esté leyendo ahora?

     Sí, y no lo digo de una manera frívola, pero visto lo visto, no me arrepiento nada de haber pasado por esta experiencia. Aunque fue muy difícil, aunque hubo recaídas, aunque todavía ahora tomo medicación en dosis bajas, no me arrepiento de nada. Diría que he sacado más ventajas que desventajas en cuanto a la percepción del mundo y de la gente. Me ha hecho crecer a nivel personal y creo que ahora tengo una mejor salud mental, gracias a todo lo que aprendí.

Fotografía © Alba Danés
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