
Esto de tener un problema de salud mental es duro. La psicología y la ciencia médica van bastante despistadas y no tienen soluciones fáciles. Tienes un problema de salud mental y te sientes perdido. Después de unas cuantas visitas el médico te das cuenta que tener problemas mentales no es como tener una enfermedad de aquellas que se curan con una inyección. Y tú te sientes fatal.
Entonces es cuando actúan los estafadores. Te prometen soluciones con una imposición de manos o con otras terapias igual de irracionales. No creáis que cuando hablo de estafadores me refiero a todo el mundo fuera del circuito médico. Hay gente que sabe lo que hace. Una infusión de tila puede tranquilizarte. Un masaje de shiatsu puede dejarte completamente relajado de cuerpo y de mente. El problema está en el síndrome de lo que yo llamo “Gran Maestro Africano”. Vas por la calle y te dan un papel que dice que por poco dinero te lo curan todo. Desde la situación económica a la ansiedad o el mal de amores.
Reconozco que soy un descreído. Mucha gente cree que la acupuntura o la homeopatía ofrecen soluciones. Yo no. Hay cosas que pueden funcionar. Unas sesiones de meditación bien hechas puede que tranquilicen tu mente. Y el yoga parece una disciplina lo bastante seria como para utilizarla. Pero si un profesional de estas actividades te habla, no es una persona que te diga que en dos semanas la cosa está solucionada. Hace falta perseverancia y esfuerzo. Yo creo que para poder buscar tratamientos que nos ayuden hay que utilizar la razón. Dicen que el racionalismo no está de moda. Yo creo que es el principal recurso de los seres humanos para librarnos de los engaños.
Igual que mucha gente espera que leyendo un libro de autoayuda se puede hacer rica, hay un montón de recetas que prometen soluciones mágicas y que no son más que una tomadura de pelo. Nosotros, las personas con trastorno mental, somos especialmente vulnerables a estos estafadores que nos prometen las más grandes maravillas. La ciencia médica no tiene soluciones o tiene soluciones parciales. Y tú sufres. Y no sabes dónde ir. Y comienzan a aparecer las ideas de que “puede que ese anuncio esotérico me ayude”.
Creo que el escepticismo es básico. Hay demasiados buitres en este mundo. Y nos ayuda mucho un pensamiento lo más racional y lógico posible. Hemos de ser conscientes que para encontrar soluciones hace falta tiempo y trabajo. Y puede que los problemas no se solucionen nunca totalmente.
Pero creer en grandes maestros africanos o exorcistas católicos que nos libraran de las maldiciones, no genera más que frustración e impotencia. Además de sacarnos dinero. Te puede hacer sentir todavía peor.
El mundo está lleno de líderes que buscan seguidores y de estafadores que buscan víctimas. Y tenemos que defendernos de ellos y seguir nuestro propio camino. Hemos de navegar entre los escollos que nos pone la gente para apropiarse de nuestra confianza y de nuestro dinero.
Fèlix Rozey