Il·lustració © Francesc de Diego

Ilustración © Francesc de Diego

Os hablo desde la experiencia de sufrir un trastorno mental llamado esquizofrenia paranoide. Por lo menos eso es lo que han conseguido determinar los psiquiatras que me han tratado y creo, muy a mi pesar, que no se han equivocado tanto. Me ha costado mucho decidirme a hablar porque una de las dificultades que he tenido que superar después de sufrir un brote psicótico es el expresarme mediante la escritura.

Explico mi experiencia: llevaba varios años sufriendo la sensación de una gran conspiración contra mí, creía que entraban en mi casa y me tocaban las cosas, que hablaban de mí por la calle… Incluso lo oía. Todo esto estaba combinado con un trabajo estresante,  el cual llegué a dejar convencido de que eran mis jefes los causantes de mis figuradas persecuciones. Además, tenía una relación de pareja que era a veces insoportable porque la hacía participe de mi supuesta conspiración y de múltiples engaños.

Tras dejar el trabajo estuve en el paro un año, buscando empleo y sufriendo entrevistas. Volví a encontrar trabajo y la conspiración aumentó en mi cabeza, cada vez era más insoportable. Entonces llegó el brote: estuve muchos días dando tumbos, delirando por la calle, hasta que en pleno delirio le dije a mi nuevo jefe si quería que me fuera al paro o quería que me cogiera la baja. Por suerte, me vio tan mal que me dijo que cogiera la baja. El resto es muy dramático para mí. Al final, ingresé involuntariamente en un centro psiquiátrico, donde estuve dos meses. Mi vida se quebró por completo y tuve que asumir mi enfermedad y las consecuencias.

Las consecuencias fueron medicación de por vida, pérdida del trabajo, pérdida de mi pareja, vuelta a casa de mis padres y, por último, la incapacitación para la vida laboral. El resultado es que quedaba fuera de la supuesta normalidad.

Estos hechos me han obligado a reconvertirme o a reinventarme, que está más de moda. Los proyectos que tenía y mi estilo de vida ya no me servían. Tenía que cambiar todo para vivir con las consecuencias de mi enfermedad.

No considero que esté recuperado, pero os explicaré qué hago para cada vez estar mejor.

No sé si puedo decir que la causa de mi enfermedad es el estrés sufrido, pero lo que sí tengo claro es que no me conviene. Esta convicción me ha servido de guía en mi recuperación. Primer y básico criterio: evitar el estrés. Esto me ha hecho plantearme que no podía basar mi vida en hacer una cosa detrás de otra sin espacio para relajarme, que tenía que tomarme las cosas con más calma. Debía cambiar el objetivo de hacer por el de estar relajado.

La segunda conclusión a la que he llegado es que voy a tener mucho tiempo libre. Me han incapacitado para trabajar, por lo que tengo que aceptar que de partida estaré mucho tiempo con muchos momentos sin hacer nada o poco. Segundo criterio: aceptar que voy a tener mucho tiempo libre y que voy a estar ocioso muchas veces.

Tercer criterio y más importante: no debía dejar la medicación ni el tratamiento médico. Este es el punto de partida. Para recuperarme, he tenido que establecer qué áreas de mi vida he de cuidar. Para mí son tres: salud física, salud cognitiva y relaciones humanas.

Estos son los criterios que sigo en mi recuperación. En un próximo artículo os explicaré qué áreas trabajo día a día y cómo lo hago.

Nacho Masip

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