Esquizo Afectivo
Ilustración © Francesc de Diego

 

Hace más de treinta años no llamaban a mis problemas así. Entonces era una “Psicosis Endógena”. Comenzó con una paranoia y creencias erróneas. Y, lo que para mí era lo peor de todo, con una depresión. No es raro que un trastorno esquizofrénico vaya acompañado de depresión. Y también oía voces. No he estado nunca bien, ni de pequeño, pero a partir de los dieciocho años aquello se hizo insoportable.

En un principio, yo lo atribuí a problemas emocionales. Pensé que en mi pasado debía haber cosas sin resolver y otros conflictos internos. No sé si esto es una enfermedad o no y dudo de que nadie lo sepa. La cuestión es que tuve un intento de suicidio y dejé mi trabajo. Yo pensaba que me querían matar y que todo el mundo se reía de mí. Y mi vida no funcionaba.

Empecé a ir al psiquiatra y empezó lo que llaman pensamiento confuso. Entonces la medicación era un desastre. Empezaron a darme Merelil. Y cuando me di cuenta de que ya no eyaculaba me llevé un susto de muerte. Y yo, puede que estuviera menos nervioso, pero no estaba mejor. Seguía deprimido y era plenamente consciente de que mi vida se había ido a freír espárragos. Evitaba a las otras personas y pasaba solo todo el tiempo que podía. Así que aún estaba peor, sin contactos con la realidad.

Después encontré trabajo y las cosas empezaron a mejorar. Logré salir de mi depresión crónica y me hice más sociable. Pero siempre he tenido pensamientos delirantes que no son reales. Estaba trabajando y al mismo tiempo pensaba que estábamos en guerra y había combates por las calles cerca de donde estaba yo. O pensaba que yo tenía otras facetas ocultas, como espía o abogado. Un caos.

Tuve que dejar mi  trabajo porque estas ideas me ocuparon totalmente la mente. Además, dejé en diversas ocasiones mi medicación para enfrentarme a mis supuestos demonios personales. Esto me llevó a nuevas crisis que volvieron a recluirme en mí mismo.

Con los años, he llevado una vida más normal, sin ocultarme de la gente. Pero pese a todo continúo yendo por la calle hablando solo, perdido en mi mundo. Me pasé años en que vivía en un mundo lleno de asesinatos y muertos por doquier. Llevaba una vida normal pero de pronto me “disparaba”, como decía el médico, y las ideas delirantes tomaban el control. A veces se hacía difícil vivir entre soldados terroristas y terroristas soldados. Me pasaba la vida muerto de miedo. Yo tengo como dos existencias, una normal y otra paralela llena de acción que vive en mi mente.

He vivido intensamente en un mundo de fantasía. No hay nada de malo en ello, si no te lo crees. Pienso que podría haber escrito varios libros con mis delirios. El problema era que para mí mis delirios eran la realidad. En ocasiones tengo que hacer un esfuerzo, muchas veces sin éxito, para aterrizar en el mundo real.

Entre todo esto y el estigma y el autoestigma que he vivido en muchas ocasiones, os he resumido mi vida con un Trastorno Esquizo-Afectivo. Que francamente, no se la deseo a nadie.

Fèlix Rozey

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