“Para las personas que hemos sufrido una enfermedad mental es muy importante poder contar nuestra experiencia, tanto para ayudar a los demás como para ayudarnos a nosotros mismos.”
Alfonso Gálvez: Trabajador de mantenimiento de equipos electrónicos y mecánicos, escritor y activista de la Salud Mental
Nací un 27 de diciembre, hace 33 años, en el Hospital de la Vall d’Hebrón, en Barcelona. Ciudad de la que me siento muy orgulloso por la diversidad cultural que hay. Pienso que soy uno de los posibles resultados, una especie de mezcla, de esta diversidad cultural.
Mi vida profesional no la dirigí a hacer lo que me gustaba, sino hacia aquellos campos en donde se sabía que habría trabajo, como la electrónica y la informática. Deduciéndose, pues, que soy una persona práctica que va hacia lo que es seguro. Pero mira por dónde, la vida me puso en una situación que me provocó un brote psicótico, y las ganas de contar lo ocurrido, y la imposibilidad de poder explicarlo completamente en una conversación, me hicieron volver al mundo que me gustaba: el mundo de las letras.
Desde que tuve el brote psicótico, mi vida ha girado alrededor de esto, de cómo explicar la experiencia que tuve. Yo necesitaba explicar con pelos y señales lo que me había pasado, necesitaba desahogarme, sacarlo fuera, que alguien me escuchase desde el principio hasta el final. Esto no había sido posible hasta ahora porque todo el mundo a quien le intentaba explicar llegaba un momento en que me decía: “¡Para, para!”. Ha sido en ActivaMent donde he encontrado la oportunidad de expresarme, en forma de artículos y asistiendo a grupos de ayuda mutua. Así, he descubierto que lo que más me gusta, me llena y me realiza como persona es que haciendo esto no sólo me ayudo a mí mismo: también puedo ayudar a alguien más.
¿Qué haces en la vida cotidiana?
Soy una persona bastante normal. Esto quiere decir que trabajo, salgo con los amigos, me gusta divertirme en compañía. Vivo en casa de mis padres, cosa de la que no estoy orgulloso ni dejo de estarlo. Estoy muy bien con ellos, soy una persona muy cariñosa, que se estima a la gente que me rodea. También soy una persona muy alegre, me gusta mucho hacer chistes. Quiero ser feliz y dar felicidad a los que me rodean. Siempre me estoy autocorrigiendo sobre las cosas que digo para no hacer daño a las personas, me sabe muy mal hacer daño a los demás.
Y me llena mucho la vida escribir y poder mostrar mi experiencia a los demás en forma de escritura. De hecho, estoy escribiendo un libro que espero poder publicar algún día y que, como hago con los artículos, pueda ayudar a quien lo lea.
¿Por qué cuentas tu experiencia a los demás?
Estaría bien decir que me gusta, pero la verdad es que me siento un poco obligado a contar mi experiencia para que pueda ayudar a otras personas a ser conscientes de que están atravesando una enfermedad mental. Y también para que ayude a otros a que no se produzcan estas situaciones, que no pasen lo mismo que pasé yo.
Para las personas que hemos sufrido una enfermedad mental es muy importante poder contar nuestra experiencia. Tanto para ayudar a los demás como para ayudarnos a nosotros mismos. Porque ayudar a otra persona es un motivo bastante grande para recuperarte.
En su momento, a mí me ayudó muchísimo que me hablaran de la enfermedad que yo después atravesaría. A mí me la habían explicado anteriormente al brote psicótico. Recibir esta información antes de que yo sufriera el brote psicótico hizo que la recordara después y me ayudó a que fuera completamente consciente de que estaba sufriendo una enfermedad mental. Si no hubiera tenido este recuerdo, quizá habría continuado dejándome llevar por la enfermedad y no me hubiera enfrentado a ella directamente, como lo haces cuando eres consciente de ella.
¿Qué significa enfrentar la enfermedad?
Es no olvidarte de ella, saber por dónde puede empezar, cuáles son los efectos negativos cuando empieza… Enfrentarse es poder hablar de ella sin que te suponga ningún obstáculo. Esto es señal de que la estás superando.
Olvidarse de ella no creo que sea la manera más adecuada para que no te vuelva a pasar. Porque entonces te habrás olvidado de los síntomas o de las situaciones de vida que la hicieron brotar y te puedes volver a dejar llevar por ella.
¿Cómo fue para ti recibir un diagnóstico de salud mental?
Pues es que no fue así. Personalmente, no recibí el diagnóstico de salud mental. Es decir, no hubo un día que me dijeron que estaba diagnosticado. No hubo ese momento concreto. Yo simplemente me encontraba mal y empecé a ir al psiquiatra. Pero no sabía que me había diagnosticado, parece que desde el primer día. Nunca me decía la doctora que padecía o había padecido un trastorno. No fue hasta que me otorgaron la discapacidad en el ICASS (Instituto Catalán de Asistencia y Servicios Sociales), unos 8 años después de haber sufrido el brote psicótico, que me considero diagnosticado. Entonces vi que llevaba el diagnóstico: trastorno esquizoafectivo.
¿Cómo fue descubrir esto?
El hecho de que no me lo dijeran en un día o momento concreto, y el hecho de que lo viera 8 años después de haber sufrido el brote psicótico, hizo que lo tomara de la manera más normal posible. Porque cuando me diagnosticaron llevaba 8 años trabajando, 8 años sin haber tenido ningún otro brote psicótico.
Y también supuso un alivio, porque yo, aunque no me creía diagnosticado, sabía que tenía algunas limitaciones, como trabajar en empleos de oficina o en espacios donde el trato psicológico es más abundante que en otros trabajos. El diagnóstico me tranquilizó porque si algún día no podía encontrar un trabajo como todo el mundo, podría encontrar otro que se adaptase a mis características. Aunque quiero decir que esto de las limitaciones no creo que tenga que ver con que esté diagnosticado, sino con el tipo de persona que soy.
¿Has sufrido discriminación por motivos de salud mental?
Pues, no. No he sufrido discriminación en mi vida. Como me dijo el médico que me diagnosticó la enfermedad, ésta es invisible. Para mí, la enfermedad está toda por dentro y yo no lo exteriorizo. Esto ha hecho que nadie haya podido pensar nunca que soy una persona diagnosticada, sino más bien todo lo contrario.
Ahora, cuando he empezado a escribir aquí en ActivaMent, a reconocer públicamente que he sufrido un trastorno esquizoafectivo, la gente que me rodea no lo podía creer. Pero han reaccionado positivamente, ya que han visto que una persona como yo, normal como cualquier otra, ha sufrido esto y han podido ver que es algo que le puede pasar a cualquiera.
Por el diagnóstico, una persona puede que esté un poco socialmente como catalogada, de alguna manera. Pero la gente puede llegar a comprender que podemos ser tan únicos cada uno de nosotros, y tan diferentes de lo que piensan, que al final entienden que somos como cualquier otra persona.
¿Has tenido apoyo familiar?
Sí, totalmente, aunque a su manera. Nunca me han tratado como si necesitara ayuda o como si fuera una persona diferente. Simplemente, han sido padres y hermanos, como son ellos. Con esto, sobra.
¿Sabes que a menudo, cuando hablas del trastorno, utilizas el pasado?
Sí, lo uso porque mi experiencia me hace creer que un problema de salud mental lo tiene todo el mundo, pero lo que pasa es que a mí se me produjo en forma de brote psicótico. Entonces, este brote psicótico duró seis meses, pero ya no he vuelto a sufrir otro brote. Por eso digo que tuve la enfermedad, porque pienso que tenerla es cuando se produce un brote.
Y ahora me considero recuperado. No al 100%, pero un poco la recuperación va así. Cuando me tomé la pastilla, cuando decidí que debía tomarla, creo que un 50% de la recuperación estaba más o menos hecha. También llegar a ser consciente de que estaba sufriendo un brote psicótico fue una gran parte de la recuperación, tal vez un 30%. La pastilla, de manera medicinal, y ser consciente, de manera psicológica, son parte fundamental de la recuperación.
El resto pienso que habrán sido las cosas cotidianas de la vida, como trabajar, salir con los amigos o poder escribir en ActivaMent, compartiendo mi experiencia. Hacer algunos artículos que he escrito, sin que me haya supuesto un obstáculo expresarlo, también es parte de la recuperación.
¿Qué te ha ayudado a recuperarte?
Hacer deporte, trabajar, tener la cabeza ocupada en otras cosas me ha ayudado mucho. Y no es que me quisiera olvidar de la enfermedad, sino que a mí me pasaba que la cabeza me iba a doscientos por hora. Por eso me ayuda mantenerme ocupado
Debo decir que tengo unos grandes compañeros en el trabajo que me han ayudado muchísimo a ver que el mundo laboral puede ser maravilloso, incluso terapéuticamente bueno para las personas que hemos sufrido o sufrimos un trastorno mental. Sucede que en otros trabajos que había tenido anteriormente me habían hecho mobbing. En ambos empleos previos me pasó esto, y yo empezaba a relacionar un poco el mundo laboral con el estrés y con personas malas que ponen la producción y el dinero por delante de las personas. Pero el grupo de personas con el que ahora estoy trabajando me ha hecho darme cuenta de que en el mundo laboral hay gente que, como yo, pone a las personas por delante del dinero o la producción.
También sucedió que durante el brote psicótico sufrí lo que me parece que fue o yo viví como una parada cerebral. Esto hizo que fuera consciente de que la enfermedad podía llegar a matarme. Entonces decidí pedir ayuda.
¿Qué le dirías a una persona que la acaban de diagnosticar?
Le diría lo mismo que me decía yo cuando fui consciente de que estaba sufriendo un brote o acababa de ser diagnosticado. Y lo que me decía era que lo peor ya había pasado. Que haber pedido ayuda es un paso muy importante en toda recuperación.
La recuperación es posible gracias a la gente que muestra interés en ayudarnos, gracias a la gente que desde muy pequeños decidieron que su profesión sería médico, psicólogo, trabajador social, etc. Gracias, igualmente, a la gente que día a día te demuestra que eres una persona más de la sociedad y que te tratan como tal. Y gracias, también, a los recursos que tenemos dentro de cada uno, que pueden estar escondidos pero que si los buscamos aparecerán. A mí me apareció en forma de recuerdo: una persona me había hablado de la enfermedad. Por eso me gustaría decirle también que no se quede estancada en el: “Yo soy así”. No, que intente cada día ser mejor y así será mejor también su recuperación.
Los profesionales no tienen la solución para cada uno de nosotros, ya que cada uno de nosotros somos diferentes. Por eso nos hacen tantas preguntas en sus consultas, para que la solución salga de dentro de nosotros. Ellos nos ayudan a encontrarlas, pero sólo nosotros tenemos la solución a nuestros problemas.