Maternitat

Ilustración © Sergi Balfegó

 

Me llamo Rosa, soy madre y vivo con un diagnóstico de trastorno bipolar. Quería compartir con vosotros/as mi experiencia.

Tuve un brote psicótico cuando nació mi hijo. En aquel momento, yo no sabía que tuviese ninguna enfermedad. Después del parto, sufrí insomnio. Estuve diez días tras la cesárea en el hospital con problemas para poder dormir. Cuando volví a mi casa con el alta, el problema fue in crescendo, hasta que terminó con un brote. En mi caso, no dormir fue el pródromo. Entonces, el informe decía Psicosis Postparto.

Pero este no fue mi primer brote. Tuve antes otro cuando tenía 23 años. Sin embargo, en ese momento ni siquiera me supieron diagnosticar. Me dieron medicación, pero la dejé por voluntad propia. No sabía muy bien qué tenía, ni qué era lo que me había pasado, por qué se había producido, ni qué era todo esto. Por eso no quería tomar más medicación. Aunque todavía hay mucho que investigar, la psiquiatría en aquella época no tenía a su alcance la medicación existente en estos momentos y, de la que se disponía, no sabían bien cómo aplicarla. A este primer episodio me costó asimilarlo y recuperarme, más que nada por desconocimiento.

Y tras haber llevado una vida normal y sin tomar medicación durante 13 años, nadie podía pensar que algo así podría volver a repetirse. Ahora no sé si lo que me pasó a mí, de vivir un brote y una psicosis postparto, era inevitable. Después de tenerlo, he leído libros en donde se explicaba que se podía presentar un brote en una persona con trastorno bipolar. Podía ser que sí, podía ser que no. Pero entonces yo no lo sabía.

Tras esta experiencia, no me arrepiento de haber sido madre, porque en estos momentos mi hijo es lo más importante de mi vida y daría la mía por él. Creo que toda mujer que desee tener un hijo, puede hacerlo. No quiero que nadie se desanime por lo que a mí me pasó. Eso sí, con la correspondiente supervisión de su psiquiatra.

Muchas mujeres con este diagnóstico se plantean dudas respecto a ser madres, pues creen que tendrían que suspender su medicación, ya que podría afectar al feto. También existe el miedo ante la posibilidad de que su hijo pueda tener un trastorno bipolar. Actualmente se sabe que las probabilidades de que una persona reciba este diagnóstico aumentan si uno o los dos progenitores también lo tienen.

Por otro lado, los psiquiatras les pueden aconsejar que realmente sí es factible que sean madres, pero esperando encontrarse en un momento estable para administrar el tratamiento más adecuado. Con orientación profesional, se puede llevar adelante de la mejor manera posible el embarazo.

Por desgracia, yo no pude contar con este asesoramiento por falta de diagnóstico y debido a la medicación existente en aquella época. Lo importante es que ahora soy madre y, como explico en mi entrevista de “Personas como Tú”, me recuperé tanto del brote como del posterior episodio de depresión, gracias a reincorporarme a la vida laboral.

Rosa Mª Millán

Comentarios: