Ilustración © Riki Blanco
Las personas con problemas de salud mental padecemos un gran problema de estigmatización y discriminación por parte de la inmensa mayoría de la sociedad.
Si nos preguntamos a qué se debe esto, yo creo que la respuesta es que es debido a un gran desconocimiento y, sobre todo, a los casos de personas con problemas de salud mental que periódicamente suelen salir en los medios de comunicación porque han actuado contra otras personas de una forma demasiado irracional y violenta. Esta manera de presentarnos en los medios hace que la sociedad piense que la gran mayoría somos violentos. Y, como nos tienen miedo, creen que las personas que tenemos este problema deberíamos estar apartadas del resto de la sociedad y vigiladas por poderes públicos.
La sociedad, si nos conociera mejor, sabría que no somos más violentas que las personas no diagnosticadas. En realidad, más que verdugos, somos víctimas del estigma y la discriminación a la que nos condena la propia sociedad.
Aparte de los medios de comunicación y nuestro propio autoestigma, lo cierto es que el estigma y la discriminación también pueden venir generados por la familia. Ésta puede también compartir un gran grado de desconocimiento hacia los síntomas, el desarrollo y tratamiento de las personas con problemas de salud mental. Algo que por el propio desconocimiento genera miedo a las reacciones de estas personas por parte de los familiares.
Pero el gran problema es que a veces también solemos topar con médicos y profesionales de la salud mental que, en lugar de curarnos o ayudarnos a sobrellevar el problema, nos terminan discriminando y estigmatizando. Aparte del estigma mencionado, lo cierto es que existen algunos profesionales que nos consideran deficientes mentales, cuando no lo somos. Algo que en muchos casos suscita otro tipo de estigma: la compasión. En estos casos, suelen comportarse como nuestro tutor y considerarnos como niños a los que hay que cuidar. Pero es que también en las fases agudas de la enfermedad deberían tratarnos como iguales.
Y ya sé que las personas con problemas de salud mental debemos comenzar por defendernos nosotras mismas y luchar contra el estigma y la discriminación, pero yo me pregunto, ¿por qué influyentes médicos y científicos no salen, por ejemplo, en programas de televisión de gran audiencia a nivel español y explican a la sociedad que nosotros somos personas normales, a las que no deben discriminar ni tener miedo? Acompañando todo esto de pruebas y datos, que existen. Además de salir personas que tenemos dicho problema para que hablemos, mostremos nuestro punto de vista y lo acompañemos de datos y pruebas que lo corroboren. Mostrando a la sociedad que nosotros también somos personas normales.
Pienso, y esta es mi conclusión, que sólo una campaña a nivel nacional, desde los medios de comunicación, en la que participen los profesionales y las personas de nuestro colectivo, puede acabar con el estigma y la discriminación en salud mental.
Ernesto García