
Ilustración © Sergi Balfegó
Según ciertas religiones cristianas, si tienes un problema de salud mental es que estás poseído por un demonio. Una vieja creencia que ya se tenía en tiempos de la Biblia. Desgraciadamente, es una cosa que no se ha quedado en las creencia de hace veinte siglos, sino que hay gente actualmente que lo cree. Prueba de ello es que aún se practican exorcismos.
Una conocida me dijo que dejara la medicación y el tratamiento y me pusiera en manos de Jesús. Yo me habría puesto en manos de Jesús si hubiera sabido donde tenía la consulta.
Desgraciadamente, la superstición convive con nosotros. Me sorprende, pero en mi barrio hay tiendas de esoterismo con un éxito de público considerable.
Así que podemos encontrarnos algunos de nosotros en manos de uno de estos señores y señoras con soluciones milagrosas e irracionales. Soluciones que la única cosa que consiguen es adelgazarnos la cartera y hacernos acumular una frustración más.
A veces nos encontramos en situaciones donde todo lo que pueden hacer el psiquiatra, el psicólogo, los amigos y nosotros mismos es inútil, o al menos eso creemos. Y podemos tener la tentación de caer en manos de religiones y creencias que nos prometen soluciones rápidas y efectivas. Hay mucha gente que está dispuesta a engañarnos, a hacernos un exorcismo o una cura milagrosa.
Y todavía habrá gente que después de estas experiencias pensará que el problema es que no se han hecho bien las cosas y volverá a ir a otro vendedor de sueños.
Por favor, ya sé que en ocasiones estamos en situaciones desesperadas, pero esto no significa tirar la razón por la ventana. Creo que las personas con problemas de salud mental somos unos de los principales clientes de exorcistas y magos y no sacamos nada de provecho. Nos sacan el dinero y punto.
Fèlix Rozey