
Solemos estar cargados de prejuicios. Existe una gran tendencia a juzgar a los demás. Resulta que nosotros siempre haríamos lo debido, escogeríamos la mejor opción.
La vida nos plantea situaciones que debemos resolver y, a veces, no sabemos cómo hacerlo. Cada respuesta que damos nos lleva por un camino que no sabemos qué nos deparará.
Para ello, es importante tener coraje y tomar una decisión, la que sea. Toda indecisión no puede sino mantenernos estancados, la duda nos impide avanzar.
Cuando nos atrevemos a seguir nuestro dictado, ya estamos haciendo algo. Luego veremos si hemos acertado o no, pero hay que arriesgarse, aunque ello nos lleve al equívoco.
Tal vez, habrán personas a nuestro alrededor que pondrán en tela de juicio nuestro posicionamiento y dirán que ellos lo habrían hecho de otro modo. No importa que lo hagan, puesto que es su punto de vista, según las vivencias que han adquirido en su vida. En nuestro caso, no tiene porqué coincidir con las suyas.
En el instante de tomar una decisión, puede surgir la imposición de otra persona para dirigir nuestros pasos hacia donde ella quiere y no necesariamente nosotros queremos. Por supuesto, todo esto no quiere decir que no tengamos en consideración las opiniones de los demás, que pueden ayudar a perfilar la respuesta más adecuada ante la disyuntiva que se nos muestra.
Es ahí donde sale a la luz la empatía que se tiene hacia el otro; es decir, la capacidad de ponernos en su piel. Ante un mismo hecho no se podrá actuar de la misma forma, dependiendo de las circunstancias que nos rodean en ese momento.
Hay personas que tienen claramente desarrollada esa cualidad, pudiendo entender el proceso por el que los demás toman una determinada postura, sin juzgarla ni presionarla y, por el contrario, están los que olvidan que el otro no es una prolongación de uno y, como tal, debe respetarse su voluntad. Es importante reseñar que la persona carente de esa empatía nunca cumple sus promesas, por ese mismo hecho de tenerse en cuenta solo a sí mismo.
De este modo, podemos decir que una persona que toma sus propias decisiones y, por ello, las riendas de su vida, ha dado un paso muy importante en su autoafirmación como individuo.
Carlos Canyelles