“Las crisis las superé encontrando trabajo. Trabajar me salvó”

Rosa Mª Millàn: Esposa y Madre, ex-secretaria comercial y Activista de la Salud Mental

Hola, me llamo Rosa Mª, mi trastorno se manifestó a la edad de 23 años, coincidiendo con la muerte de mi abuelo (al que yo quería muchísimo) y mi primer “amor loco”. En realidad, fue un gran choque emocional, que me produjo una psicosis y posterior ingreso hospitalario.

Tuve una infancia feliz, aunque en el colegio me calificaron como poco sociable. Venga, que ya me “etiquetaron”. En la adolescencia sufrí bastante por esta poca sociabilidad y por falta de amistades.

En toda mi vida trabajé como administrativa durante 30 años, a lo largo de los cuales se produjeron tres episodios más. Después del último ingreso, me puse en contacto con mi asistenta social, para poderme integrar en alguna asociación o actividad en que ocupar mi tiempo. Así comenzó mi participación en un Grupo de Ayuda Mutua.

Intenté buscar Centros Cívicos y otras alternativas que me hicieran sentir bien conmigo misma, porque en realidad a mí me gustaba mucho mi profesión, aunque fuera muy estresante (este estrés, de alguna manera, me daba vida) . Necesitaba algo más. Espero encontrar lo que busco en ActivaMent, con sus propuestas de participación que me parecen, desde luego, muy interesantes.

¿Qué ha sido clave en tu recuperación?

     Yo tuve varias crisis y siempre las superé encontrando trabajo. Cuando me dieron la oportunidad, me fue muy bien. A mí el trabajo me quitó las depresiones. Sobre todo, los años que trabajé en una empresa pequeña haciendo una labor creativa. Era con un programa informático, diseñando facturas, impresos, etc. Disfruté mucho.

     Desde que viví mi primera crisis, hasta que me saqué la pensión, trabajé 30 años. Trabajar me salvó.

En los 30 años de tu vida laboral, ¿viviste discriminación?

     Sí, pero tanto por ser mujer como por tener un trastorno mental. La primera vez, cuando nació mi hijo, en la empresa que trabajaba me hicieron un mobbing. Antes no se llamaba así, pero era un mobbing. Me decían: “¿Usted puede llevar una familia, con un niño pequeño y un trabajo?” Acabé con una depresión de dos años, de la que me salí gracias a otro trabajo.

     Por razones de salud mental me sucedió después, en otra empresa, en la que estuve 7 años haciendo un trabajo muy mecánico. 7 años repitiendo las mismas tareas, mucho estrés, sin vacaciones … Finalmente, me ofrecieron hacerme fija y, por fin, salí de vacaciones. Eran muchas emociones, empecé a no dormir y acabé por tener una crisis, una hipomanía. Y me despidieron del trabajo. Fue un despido improcedente. Yo gané el juicio.

Además de trabajadora, eres madre…

     Quería tener un hijo, quería pasar por la experiencia. Tenía mucha ilusión por tener mi hijo. Un momento idóneo no hay nunca. Tenía 35 años, mi marido no quería, pero yo hice un tratamiento muy bueno y me quedé embarazada. Es una emoción muy grande. No todo fue bien. Tuve una psicosis postparto y cuando volví al trabajo, me hicieron mobbing. Me costó dos años recuperarme de la depresión.

     Pero como madre me siento realizada. Mi relación con mi hijo era buenísima hasta los 13 o 14 años, hasta los cambios de la adolescencia. Antes teníamos muchas conversaciones. De la sexualidad le expliqué yo. Le hablo de todo. Yo le he explicado siempre esto que me pasa y lo llevo al psicólogo para que no le afecte mi trastorno, para ayudarlo a comprender. Ahora, ya pasa un poco de todo. Es muy inteligente y aprueba con buenas notas, pero en la adolescencia la relación padres – hijos es más difícil.

¿Has tenido el apoyo de tu familia?

     Mi marido no comprende mi trastorno. Mi padre tampoco, todo esto le ha venido muy grande. Ahora estoy viendo a mi padre desde otra perspectiva, él no puede ver los problemas. Y mi marido, siempre muy en guardia. Casi prefiere verme en actitud pasiva que contenta, porque lo relaciona con hipomanía. Y mi madre, cuando vivía, estaba por mí, pero no se enteraba mucho. Ver a su hija en un psiquiátrico era un golpe muy fuerte. En cambio, mi hermano siempre ha estado a mi lado, ha estado por mí, me acompañó en los ingresos. Eso es maravilloso, porque cuando estás ingresada y nadie se acuerda de ti, es angustioso.

     ¿Quieres un consejo? Los familiares deben intentar enterarse al máximo para ayudar a sus hijos o a su pareja. Deben aprender para entender.

¿Y de las amistades?

     Las amistades, ya sabes, cuando estás bien todo muy bien, pero cuando explicas que has estado en un psiquiátrico, algunas ya no te quieren ver. Yo, por suerte, tengo alguna amiga que siempre me ha acompañado mucho, siempre ha estado. Le puedo explicar todo. Con esto ya me siento bien. Pero también hay otros que se distanciaron. Los desencuentros me hicieron mucho daño.

Y actualmente, que no trabajas, ¿qué te hace sentir bien?

     Necesito hacer cosas, las cosas me llenan. Necesito contacto con gente. Es un problema la falta de amistades. Claro que por otro lado, esto a menudo significa gastar dinero… A mí me hace falta sentirme útil, no sólo llenar el tiempo. Me dijeron: “Apúntate inglés.” Sí, pero no tengo dinero o no es algo que yo quiera hacer. Si yo ahora no viajo y no trabajo, eso no me sirve, a mí no me sirve. Si no hago nada significativo, mi vida está muy vacía. Hay gente que le gusta pintar, que los Clubes Sociales les hacen bien. A mí no, eso no me llena, pero eso depende de cada uno.

     También volví a la piscina. No es que me llene demasiado, pero lo hago por mi salud. Es muy importante una actividad física.

¿Es por ello que participas en una asociación?

     Sí, en parte es por eso. Me gusta el hecho de salir a colocar carteles o de ir a hacer gestiones, estar en contacto con más gente… Es lo que había hecho cuando trabajaba. Yo tenía relaciones laborales, conocía gente nueva, me hacía bien todo esto. ¿Sabes? Hay dos versiones de tener una pensión de invalidez: por una parte, tienes un dinero que te da una seguridad, pero por la otra, ¿cómo lleno yo todos estos años?

     También vengo porque a veces en mi vida me he encontrado como un “bicho raro”. Vengo para encontrar personas que se han visto en mi situación o similares, y para poder compartir experiencias y no pensar que esto que me pasó a mí son hechos aislados. Eso me haría daño. Aunque te ha pasado eso, puedes hacer una vida más o menos normal. Aquí encuentras personas que entienden como estoy yo y que me dan ánimos para no hundirme.

 

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